Y esto, se está convirtiendo en un problema físico para Pelocho, que el día menos pensado necesita una carretilla para mover sus cantareras del amor.
El problema es que Sonia le prometió a su familia que no iba a tener sexo dentro de la casa, porqueclaro, que vergüenza para la familia.
El último episodio se dio con el deseo que pidio Sonia y les montaron a los dos en el apartamento una cenita romantica. Ya sabéis, vino, chuletón y revolcón. Y Pelocho tuvo vino, revolcón y me miras pero no me tocas, chato.
Y es que ni siquiera tuvo el pobre la oportunidad de pedir una hora sin cámaras.
Ahora la canción de amo a Laura es: “Amo a Sonia, pero esperaré a que acabe Gran Hermano...
Otros que no pillan ni un mordisco son Susana y Gonzalo. En primer lugar porque Susana pasa del gemelo como de coger hongos en los pies.

Todo el mundo se empeña en decirle que la está cagando y un bote de laxante para caballos. Primero fue su madre, en las llamadas aquellas que tuvieron y ahora Álvaro.
El pollito volador (Alvaro) traía a la casa un nuevo mensaje de la madre de Susana: que se aleje de los gemelos.
Y claro, entre lo de su madre y el mensaje de su madre de Alvaro, Susana está mosca.
No, amigos, este no es el Gran Hermano del sexo y si apuráis, tampoco del amor.
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